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Construcciones Modulares y condiciones inhóspitas

19 de enero de 2017

Diseñadas para brindar descanso a quienes trabajan en faenas mineras, este tipo de instalaciones destaca por su facilidad de emplazamiento en condiciones climáticas adversas, ayudando a no interrumpir la cadena productiva.

Satisfacer las necesidades de los trabajadores de las compañías mineras que se desenvuelven en espacios operacionales alejados de los asentamientos urbanos, además de una rápida construcción y montaje en terrenos de difícil acceso en condiciones climáticas hostiles, son parte de las principales respuestas que ofrecen las construcciones modulares al proceso productivo de este sector.

En medio de un escenario marcado por la necesidad de elevar la productividad y contener los costos, la comodidad y el descanso de quienes se desempeñan en faenas alejadas y en entornos climáticos adversos se transforman en elementos relevantes para alcanzar los objetivos y metas planteados por cada empresa.

Presente desde un principio en el desarrollo de un proyecto minero, el sistema modular permite optimizar el proceso de construcción, ya que las partes de la futura instalación se diseñan en fábricas para luego trasladarlas a terreno e iniciar la fase de montaje.

Con el transcurso de los años estas construcciones han incorporado nuevas tecnologías, encontrándose un abanico de soluciones que incluyen desde oficinas administrativas hasta habitaciones individuales, con baños en suite, pasando por salas de descanso e incluso ambientes de recreación.

Campamento minero

Según el arquitecto y académico de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile, Francis Pfenniger, “a partir de los años 80, en que se construye el primer campamento de construcción y de operaciones de Minera Escondida, se están aplicando los conceptos de la construcción modular para resolver los requerimientos de construcciones que permitan alojar a los trabajadores, técnicos y profesionales que participan tanto en el desarrollo de la mina como en su operación”. Recuerda que fue en ese proyecto que la empresa Sabinco propuso el concepto de construcción modular, mediante la instalación en Antofagasta de una planta orientada a producir los módulos transportables.

Para este profesional, “la prefabricación de módulos permite reducir los tiempos y costos de edificación en terreno y posibilita producir muy eficientemente en una planta industrial que ofrece condiciones laborales y de trabajo mucho más adecuadas, amigables y, finalmente, mucho más productivas”.

En una línea similar, el académico del Campus Creativo de la Universidad Andrés Bello y arquitecto Jorge Christie, agrega que las estructuras modulares “son la solución constructiva más inteligente que requiere altos estándares constructivos en plazos edificatorios breves y condiciones de accesibilidad difíciles, ya que dados el elevado costo de la mano de obra calificada en las zonas mineras y los altos estándares de seguridad que maneja este sector, se hace imperativo minimizar los plazos de edificación en terreno y prefabricar lo más posible cada edificio”.

En el mismo sentido, el ingeniero civil y miembro del Colegio de Ingenieros de Chile, Mario Yáñez, destaca que las construcciones modulares pueden instalarse con un mínimo de mano de obra, y para el caso de sitios alejados de centros urbanos estas edificaciones “pueden resolver problemas que serían engorrosos utilizando construcción tradicional de albañilería y hormigón”.

Tendencias

En el diseño de construcciones modulares trabajan expertos multidisciplinarios bajo el concepto de arquitectura sustentable y empleo de energías no convencionales. Según explica Mario Yáñez, lo primero a considerar “es el estándar de cada recinto de acuerdo con su uso, como dormitorios, comedores y salas de recreación. Luego, se establecen parámetros mínimos de confort y se diseña considerando las condiciones térmicas y de altura geográfica”.

En relación con las actuales tendencias, el arquitecto y académico de la escuela de Arquitectura de la Universidad Central, Mauricio Santibáñez, explica que estas “dicen relación con el diseño de edificios eficientes en términos energéticos, incorporando soluciones pasivas como cubiertas ventiladas, manejo de flujos de aire al interior de estos y protección contra las fuertes radiaciones solares”.

Por su parte, el también profesor de la U. Central, arquitecto Cristián Segovia, afirma que “los diseños integran soluciones activas como la oxigenación de recintos productivos y residenciales, logrando mejoras en la condiciones habitables de los edificios, incrementando la productividad y confort de los trabajadores”.

Campamentos mineros

En cuanto al bienestar de quienes operan en las faenas, el director de Pregrado de la Escuela de Diseño de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI), arquitecto Pablo Saric, subraya que “muchos de los proyectos recientes incorporan programas arquitectónicos orientados a la recreación y uso del tiempo libre, ofreciendo salas de recreación, lugares de lectura, gimnasios y spa”.

El experto agrega que algunas empresas se han ubicado en pueblos cercanos a las faenas mineras, aprovechando el círculo virtuoso donde la economía local satisface las necesidades de los trabajadores, y además crece y se desarrolla. “Conocido es el modelo de SQM, que construyó dos hoteles en la ciudad de María Elena en la Región de Antofagasta”, acota.

A juicio del arquitecto y coordinador técnico de la empresa Promet Servicios, Raúl Manríquez, “estamos entrando en una etapa revolucionaria con respecto a los campamentos, donde estos son pensados como pequeñas ciudades que deben albergar una masa flotante de hasta 7.000 personas o más durante varios días, dependiendo de los turnos de los trabajadores”.

En relación con las nuevas tendencias, el profesional indica que se “ha visto un incremento de estructuras a partir de madera laminada para edificios auxiliares como casinos”, lo que se suma al perfeccionamiento de los estándares de las habitaciones en lo que se refiere a superficie y equipamiento complementario. Todo ello hace que actualmente “ya no se hable de campamentos mineros sino de hoteles mineros”, sostiene Francis Pfenniger.

Mejoras introducidas y desafíos

En los nuevos conceptos de diseño y levantamiento de construcciones modulares existen avances y mejoras, según lo destacado por los propios académicos. Estos van desde los colores de las fachadas, elementos de confort visual, como jardines interiores y piscinas temperadas, hasta conectividad a internet y redes inalámbricas.

Según Raúl Manríquez, los diseños actuales de las habitaciones “se asemejan bastante a lo que uno podría encontrar en un hotel, con pasillos alfombrados, salas de descanso intermedias y baños en suite”.

Otra de las innovaciones es la aplicación de tecnología para construcción residencial. Pablo Saric hace notar que “existen muchos casos donde se ha aplicado esta tecnología con excelentes resultados y donde destaca la obra del arquitecto Sebastián Irarrázaval, quien ocupa principalmente construcciones modulares en acero”.

Sin embargo, Francis Pfenniger discrepa de esta medida y señala que “no me parece que la vivienda urbana sea un referente importante a tener presente para la concepción de construcciones modulares para campamentos mineros. Estos debieran encontrar su identidad propia más allá de los aspectos funcionales y de producción que los determinan en la actualidad”.

Campamentos mineros

En este sentido, el académico de la U. de Chile plantea como desafío incluir nuevos conceptos y otras miradas al diseño de estas construcciones, por lo que la invitación recae en las compañías mineras, dice. “Se comenta que el costo de los campamentos-hoteles es marginal respecto de la inversión total de un proyecto minero (tal vez un 2%). Parece haber llegado el momento de destinarle un poco más del 2% de dedicación, de inteligencia de ingeniería y arquitectura a estos edificios que, mal que mal, deben perdurar por varias décadas y cobijar la vida y calidad de vida de los que allí laboran”, afirma. En esta línea, propone la realización de concursos de arquitectura abiertos que permitan recibir “miradas renovadas”.

Otra crítica que formula el arquitecto es que, salvo contadas excepciones, las construcciones de campamentos mineros “aparecen poco respetuosas del paisaje, del entorno y hasta de la historia del territorio en que se instalan”. El desafío correspondiente, dice, recae en la industria constructora, “a la que se le puede demandar mayor flexibilidad y renovación en la línea de producción”.

Por su parte, Raúl Manríquez concluye que el reto es “lograr un producto duradero, que requiera una mantención básica y pueda ser fácil de retirar en un corto periodo”.

Otro aspecto importante para Jorge Christie es definir “qué se hace con el edificio una vez que está fuera de su uso” y que se suma al desafío de diseñar soluciones constructivas con bajas emisiones e innovaciones tecnológicas que reduzcan significativamente los costos de operación.

Si necesita orientación para el montaje de un campamento minero, no dude en ponerse en contacto con nosotros.

Fuente: Minería Chile

Autor: Ecosan Chile